Introducción:
El ser humano ha sido creado para cumplir un fin en esta tierra, pero a veces no se da cuenta que puede aniquilase a si mismo.
Hoy me desperté pensando que mi rutina seria la misma de siempre, asearme. Viendo en el espejo como el tiempo ha cambiado en mí. Coji mi cepillo de dientes y le unte la crema dental, luego lo lleve a mi boca, cepillando de arriba hacia abajo rápidamente e introduciendo por ambos lados de mis cachetes. Luego de haberme secado el rostro, me dirigí a tomar desayuno con mi hijo, Rubén. El es un niño de ocho años, que aun no sabe mucho de esta vida, no entiende aun el porque su madre no esta con nosotros o el porque de pronto un día decidió coger lo poco que tenia e irse con otro hombre.
Su cuarto es tan chico para mis ojos, pero para el es como un mundo, donde puede hacer sus cosas y descansar luego de ellas. Lo desperté como siempre – Rubén, hijo despiértate para que tomes tu desayuno – Yo me fui. Puse a hervir el agua; a cortar el pan; a untarlo con la mantequilla. Mientras hacia todo eso, Rubén se aseaba en el baño.
